03 junio 2009

VIÑETAS SUDACAS - Número 2



La TV emite un promedio de 23,7 actos violentos por hora


La televisión por cable ofrece tiroteos constantes. Basta recorrer la programación para verificar que sin cesar –pantalla tras pantalla– hay alguno uno o varios personajes disparando armas a mansalva. Bien en primer plano. Intensamente aplicados a la tarea. Películas, series, novelas… Antiguas, recientes, con alto o bajo presupuesto, “balaceras” que confluyen en un gran espectáculo sobre el arte de matar, a menudo con sadismo y/o entusiasmo insaciable. No es la única violencia. Hay abundante historias de terror, violación, destrucción, Apocalipsis, guerra, terrorismo, toxicomanía y afines. A grandes rasgos, podría decirse que es la realidad mundial dominante. Podría ser peor si esos canales reflejaran otra realidad mundial que no se muestra: 6.700 millones de hombres y mujeres defecando y orinando una o varias veces por día. Nunca se sabe: ¿llegará un día a emitirse algún programa titulado “Orinando por un Sueño”?

¿A qué se debe tanta euforia homicida? ¿Es un signo de los tiempos? ¿Estamos realmente barranca abajo en la historia humana, y no se trata nada más que de un epílogo circunstancial? Podría ser. Entonces llega Hannibal Rising con su festival de maldad grupal y canibalismo individual… Los orígenes del repulsivo psicópata Lecter… Y la caravana de sangre y desgarramiento feroz gira y gira con puntual dedicación en los canales favoritos.

Simultáneamente, la tendencia que impera en los diarios de gran circulación consiste en resaltar de modo espectacular el lado espantoso, últimamente, las epidemias o los desastres naturales. Matizado con deprimentes casos de incesto, crímenes pasionales, adolescentes violadas o muerte de inocentes durante tiroteos entre policías y delincuentes. Bang Bang bang una y otra vez.

Parecería que para sentirse “vivo” el testigo masificado necesitara más y más dosis de calamidades sangrientas. Resulta tenebroso verificar cómo en tal órbita los comentaristas de radio y TV se esmeran en resaltar los detalles más repulsivos de los casos extremos que componen su escatológico menú noticioso.